"Se hace camino al andar"- A. Machado

martes, 14 de junio de 2011

La magia de nuestros hemisferios



LA MAGIA DE NUESTROS HEMISFERIOS

Para llegar a ser sinceros en nuestro trabajo a través de la escritura, deberíamos aprender a buscar en nuestro interior al «escritor» que llevamos dentro. Para poder realizar esa tarea de búsqueda, conviene reconocernos a nosotros mismos como personas creativas. Es interesante conocer el funcionamiento de nuestro cerebro y averiguar cuál de los dos hemisferios utilizamos con más asiduidad. Nuestro estudio comienza con una breve descripción de la dualidad cerebral.

El cerebro es una unidad dividida en dos hemisferios: hemisferio izquierdo y hemisferio derecho. Cada hemisferio es capaz de funcionar independientemente del otro.


 


Si te defines como una persona radical, de ideas fijas y estricta en tus ocupaciones, si piensas de manera objetiva, analizando cada detalle y cuestión de aquello que se te plantea, si estudias la situación, la analizas, la calculas, tú podrías ser (o quizás ya eres) ingeniero, médico, abogado, economista... Utilizas el lenguaje verbal con exactitud apropiada. No crees en los buenos intentos, sino en los grandes resultados. Eres, querido amigo/a, todo un cerebro izquierdo.

Si, por otro lado, te gusta soñar despierto/a, eres impulsivo/a, emocionalmente sensible, si la subjetividad es el espejo de todas las cosas que visualizas, tanto interior como exteriormente y te expresas mucho mejor a través de la palabra escrita que oralmente, tú podrías ser (o ya eres) pintor, escritor, trabajador social, músico, sociólogo... Te lanzas con ilusión hacia tus metas. Siempre andas repleto/a de ideas, aunque en ocasiones te asusta el miedo al fracaso. Tu lema es: la creatividad y el pensamiento continuo. Es decir, eres todo un cerebro derecho.

No quiere decir que sean mejores los cerebros derechos que los izquierdos, o viceversa, y tampoco que se deba juzgar a las personas por sus «preferencias cerebrales». Es cierto que una persona que utiliza el cerebro derecho es una persona un tanto insegura y que vive con los pies un poco fuera de la tierra. Pero también es cierto que su parte cultural es muy importante y que, dependiendo de la función laboral que desempeñe, sus preferencias cerebrales pueden incluso cambiar. 

Lo mismo ocurre con aquellas personas de perfil izquierdo. Tampoco es bueno del todo ser demasiado objetivo y estricto con nuestras emociones y con las tareas que diariamente tenemos que realizar. También un perfil izquierdo puede dar lugar a un cambio a perfil derecho según su ocupación, su modo de vida, etc. Lo ideal sería trabajar en equipo, es decir, que el «cerebro derecho» y el  «izquierdo» se unieran, por ejemplo, para escribir un libro. Siendo así:

  • Los cerebros derechos, con sus propios métodos, inducirían a los izquierdos a ser más imaginativos.
  • Por el contrario, los izquierdos ayudarían a los derechos a ser más concienzudos, ordenados y rigurosos a la hora de confeccionar y organizar el contenido del libro.

Aprovechemos nuestra creatividad. Para comunicarnos con nosotros mismos utilizamos el pensamiento. Habitualmente, lo hacemos mediante imágenes que nos transmite el lado derecho de nuestro cerebro. Pero estas imágenes se nos presentan de modo abstracto. Para poder transmitirlas a otras personas, hay que recurrir al cerebro izquierdo, que es el que las convierte en lenguaje.

En todo momento, nuestro lado cerebral derecho se convierte en una máquina de pensar que desprende ideas por segundos. La mayoría de estas ideas quedan olvidadas, porque no le prestamos atención al mensaje que contienen, o simplemente porque no nos interesan o tenemos enfrentarnos a ellas. No les damos importancia a la mayoría de ellas y, por eso, no nos preocupamos de retenerlas. Quizá cuando nos encontramos a solas somos capaces de escuchar esa voz interior que nos las dicta. En cualquier caso, durante el día perdemos muchos pensamientos, que, si se anotaran y estudiaran, podrían ser la clave que guarde el secreto de nuestro éxito en nuestro trabajo personal y, ¿por qué no? Incluso como escritores.

La anotación de palabras sueltas o de frases a medio terminar, correspondientes a nuestros pensamientos, evitará la censura radical de estas ideas abstractas por parte del cerebro. Es como anotar los sueños nada más despertarnos. Si dejamos pasar tan sólo unos segundos, estaremos perdiendo mucha información. Y si los segundos se convierten en minutos, apenas recordaremos nada.

El Desván de las Letras abre sus puertas al desarrollo personal y te ofrece el autoconocimiento a través de la escritura (www.eldesvandelasletras.com). Mientras respondas los cuestionarios y ejercicios que se irán proponiendo, deberás enfrentarte a esa lucha interna entre tus dos hemisferios. Deja que la voz de tu hemisferio derecho hable primero, no le censures. Evita pensar mientras escribes, simplemente anota todo lo que tu mente te vaya dictando. No importa la coherencia que puedan tener tus frases, olvídate de tus limitaciones y concédete el permiso de escuchar lo que tu inconsciente desea transmitirte. Después, días más tarde, será tu hemisferio izquierdo quien te ayudará a analizar lo escrito y puede que te sorprendas al comprobar que tenías en tus manos todas las respuestas que, incluso, aquello que pensabas que deseabas era tan sólo fruto de un vacío que necesitaba llenarse de otros alicientes. Puede, casi te aseguro, que descubras realmente la persona que eres, lo que necesitas, lo que no deseas en tu vida, las capacidades latentes en tu persona a la que no has sabido sacar partido por desconocer su existencia.

Pronto te reencontrarás con tu mejor amigo, aquel que siempre está contigo y que te guiará hacia el camino del autoconocimiento.  




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